domingo, 27 de julio de 2008

Tres distancias (como tres edades)

Tres distancias (como tres edades)
Hay una reflexión inicial, sobre la distancia o las distancias, propiciada en cierta medida por el Orfeo de Monteverdi y por una reciente película de Hou Hsiao Hsien (de la que se toma parcialmente y libremente el título), que sustanciaría la investigación del curso. Distancia es a la vez espacial y temporal, es necesaria toma de distancia pero lo es también supresión de la misma, necesidades indisociables en el proyecto, double bind ineludible: sin cercanía absoluta, sin aniquilamiento de la distancia la punta del lápiz nunca tocará el papel en el proyecto (y quien dice lápiz habla también de una maqueta o de una rutina informática), pero en esa intimidad absoluta, el ojo, necesariamente, es ciego: sin un simultáneo alejamiento no hay percepción, ni reflexión, ni explicación (es decir, desdoblamiento de un pliegue). Hay distancias y cercanías históricas y materiales, en distintas escalas y procesos, pero todas ellas parten de su necesario olvido. De la perversión en el origen, del doble. No, aun siendo el cantor por excelencia, Orfeo no habla cantando, no hay recitar cantando posible salvo en la distancia, la ópera renacentista no resucita la primigenia tragedia griega “cantada” sino en su desaparición. Su vida es su muerte.
El curso pasa por establecer tres investigaciones, las tres distancias del título, que se impondrán como estrategias arquitectónicas, pero no necesariamente como tres escalas, o tamaños, o programas, sino como tres actos, tres puntos de vista, tres puntos de fuga (los distance points de Ackerman) o tres relámpagos fugaces que anulan y separan espacio y tiempo. Se busca por tanto establecer estrategias de pensamiento arquitectónico, es decir de proyecto, que hagan manejar a los alumnos este concepto de distancia en su (absoluta) imposibilidad. Y ello desde esa “teoría” que proponemos. Ya sabemos que en realidad el que sabe de las cosas (Platón) no es el que las produce ni el que piensa sobre ellas, sino el que la usa, y esta imposible anulación de la poiesis en la praxis (o khresis) no es sino la base de nuestro trabajo como arquitectos, la imposible disolución de la (di)stancia.

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