domingo, 19 de octubre de 2008

la farmacia de platón : 2 / 3


2.
Y a continuación de esa primera introducción, dos párrafos que bajo el rótulo I establecen una segunda estructura, puesto que luego aparece un texto II en la página 181: es decir, a la estructura de subtítulos que articula el texto, se le suma otra que lo divide en dos partes. Y en esta primera queda claro: “muy aproximadamente, hemos dicho ya todo lo que queríamos decir”, pero también: “la escritura no puede más que repetir (se)” —y se separa el se— pues “significa (según Platón) siempre lo mismo” y “es un juego”. Todo ello, es cierto, hilará las ciento y pico páginas que viene a continuación.

3.
Y comenzamos con los parágrafos asignados, 4, 5 y 6, de los cuales el más largo, y a mi parecer sustancioso es el 4, “El fármacon”.

§4—EL FÁRMACON
Lo primero que hace Derrida es observar que la palabra fármacon se halla cogida en una cadena de significaciones dentro del texto de Platón (al cual desborda), en un juego aparentemente sistemático, que sin embargo enseguida revela sus problemas: por una parte el campo semántico de la palabra no es el mismo para nosotros que para Platón, luego nuestra imposibilidad de seguir realmente a Platón hace que no podamos apreciar en realidad, y si existe, tal sistema. Por otro nunca queda claro, y es que no puede hacerlo, si cuando Platón establece unas conexiones y otras no, aquellas que no sigue son omisiones más o menos involuntarias o por el contrario lo son cargadas de sentido (por ejemplo por darse cuente de la esterilidad de seguir determinados caminos): esto es importante, porque en la reconstrucción, en el texto que genera Derrida, se trata de seguir unos hilos y otros no, pero con la seguridad de no poder reconstruir la cadena original, y ello precisamente como premisa de partida, no como constatación de un fracaso.
Además, se presenta enseguida la cuestión de la interioridad o exterioridad del texto (de Platón, pero todo texto): puesto que esas relaciones semánticas de la palabra, “¿dónde se dan? ¿dentro o fuera de su texto? ¿Entre el texto y la lengua? ¿y para qué lector y en qué momento?” En paralelo pues a Platón, Derrida presenta, asumiendo la imposibilidad de dar respuesta a esas preguntas, la pertinencia misma de ellas.
josé vela castillo

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