miércoles, 15 de octubre de 2008

(un)sense (the) material


Podemos partir de una hipótesis un tanto arriesgada en arquitectura: ¿debe y/o puede desaparecer la materialidad en la arquitectura? Y esto, de ocurrir, ¿afecta también al proyecto de la arquitectura? ¿Cuál es entonces, el material de que se hace la arquitectura? ¿Y el proyecto? Porque, en realidad, ¿a qué llamamos materialidad, o lo material, o materia? ¿Acaso, como decía Valente, no podría ser la memoria el material?

Es posible que no sea fácil responder a estas preguntas, pero sí parece pertinente planteárselas a la vista de cómo se está desarrollando la arquitectura en la actualidad, de las investigaciones avanzadas acerca de lo que podemos llamar entorno construido, que poco a poco parece ir derivando en un entorno virtual (lo que necesariamente no es perverso de por si). Porque que la arquitectura cambie su concepción de lo material no significa, al menos no necesariamente, que pierda el interés en el material, por lo material (tampoco por la memoria): antes bien, como el título trata de indicar, se trata de una transformación del sentido que lo material tiene, un darle la vuelta, una cierta subjectilización (digámoslo así, en referencia al término de Artaud sobre el que Derrida trabaja en un texto célebre), una especie de conversión del soporte en lo soportado, una cierta ruptura con, y esto es importante, el paradigma de la imagen vigente, y que trata a partes iguales de disolver la arquitectura en la superficie (que ahora es una superficie muy profunda, nacyniana) y de generar la arquitectura desde la estructura material (incluso, digamos, desde su estructura matemática atómica o subatómica).

Así pues (un)sense (the) material trata de indagar en el trabajo de aquellos estudios (despachos, oficinas suelen ahora llamarse, en gran medida por un anglicismo no siempre bien entendido: creo que le término es engañoso, y si se reflexionase sobre él, se volvería a al más tradicional estudio, que habla, fundamentalmente, de investigación en marcha, producción de simulacros (Alberti) antes que de economías, que no necesariamente menta un maestro y unos aprendices sino del esfuerzo necesario para conocer una cosa, léase la realidad) que buscan, o acaso encuentran, tanto en los procesos de diseño como en los de construcción, englobados bajo al término producción, unas nuevas relaciones entre la materia que conforma la arquitectura y aquélla que la constituye. Curiosamente no siempre el ordenador, o los programas genéricos de dibujo por ordenador (del CAD tradicional al diseño paramétrico y algorítmico) son claves en estas aproximaciones, pero cuando lo son, el valor de la herramienta muestra una capacidad de gestión de información que, en sus mejores momentos, logra trascender desde lo virtual lo material, para conseguir plenamente este voltear el material a que se alude. Porque no es tanto el paso del papel a la realidad o de la pantalla a la máquina CNC lo que determina esta subversión del subjectil, ni tampoco la herramienta con que se ha producido/generado el diseño, sino la por así decir la actitud de perversa oculta en todo ello, que parece, por medio de la virtualización de las propiedades materiales de la arquitectura conseguir, paradójicamente su venida a la presencia como un cierto origen. Y, lo sabemos, un origen es siempre, al menos, doble...

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